Los padecimientos dentales más extraños del mundo
Unos pocos millones de personas en el mundo padecen enfermedades raras y difíciles de diagnosticar, proceso que normalmente requiere la intervención de diferentes especialistas, entre ellos el odontólogo.
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Por esta razón, asistir a la revisión periódica con el dentista dos veces por año no es sólo cuestión de prevenir o tratar la caries, la aparición de la placa dentobacteriana, seguir un tratamiento de ortodoncia o hacerse una limpieza bucal (que también son muy buenos motivos para agendar tu cita). Ir al dentista puede mejorar enormemente tu calidad de vida en relación a otros tipos de padecimientos, primero ayudando a su detección temprana y después previniendo que problemas bucodentales desgasten la salud general de un paciente enfermo.
Algunos de estos padecimientos son:
Enfermedad de Buerger. También se conoce como “tromboangitis obliterante” y se trata de una inflamación de los vasos sanguíneos de pies y manos. Se relaciona con el consumo de tabaco y productos derivados y es más frecuente en hombres que en mujeres. ¿Qué tiene que ver el dentista? Pues que esta enfermedad se relaciona muy estrechamente con los problemas periodontales, es decir, con la inflamación de las encías que también ocasiona daños en los dientes. Por esta razón, si un dentista trata a un paciente que presenta la enfermedad de Buerger y elimina las bacterias causantes de la enfermedad periodontal, la calidad de vida del enfermo mejorará considerablemente. Esto, aunado a la orientación que el paciente puede recibir por parte del odontólogo para dejar el hábito de fumar, podría disminuir o detener el avance de la enfermedad.
Síndrome de Papillon Léfèvre. Se caracteriza por el engrosamiento desmedido (hiperqueratosis) de las palmas de las manos y las plantas de los pies, síntomas que se combinan simultáneamente con problemas periodontales, caries y sudoración en exceso. Se trata de un síndrome hereditario que se diagnostica en la etapa de lactancia. ¿En qué momento interviene el dentista? Durante toda la vida del paciente, pues es el profesional que prevendrá o retrasará la pérdida de las piezas dentales, y quien sustituirá los dientes del paciente cuando estos falten para mantener las funciones de la boca y una estética que no afecte la autoestima de la persona.
Síndrome de Behcet. Los primeros signos clínicos de este padecimiento, que induce al sistema inmunitario del propio cuerpo a atacar a los vasos sanguíneos, se dan en la cavidad oral del paciente. ¿Qué hace el dentista en este caso? Tratar las úlceras de la boca (aftas orales) que presenta la totalidad de pacientes con esta enfermedad, las cuales son sumamente dolorosas y empobrecen la calidad de vida de la persona. El odontólogo utiliza flúor, suministra analgésicos y orienta al paciente en cuestiones de higiene oral para la curación y la prevención de las aftas.
Osteogénesis imperfecta. Bajo este nombre se agrupan numerosos trastornos de origen genético que afectan a la osamenta, la cual presenta fragilidad, baja masa ósea y susceptibilidad a sufrir fracturas graves. ¿Cómo actúa el odontólogo? Si el paciente llega al consultorio con dentinogénesis imperfecta, patología que afecta a los tejidos duros de los dientes y problematizan la estética dental, el profesional de la odontología propondrá el tratamiento adecuado.